lunes, 29 de febrero de 2016

LOS TEMPLARIOS.....En Tierra Santa


LOS TEMPLARIOS.....En Tierra Santa


Fundado en Jerusalén tras la primera cruzada, el Temple unía ideales monacales y guerreros. Su creación marcó un hito en el proceso de santificación de la guerra y la caballería impulsado por la Iglesia, y su rígida organización prefigura la de los ejércitos modernos
En 1146, Luis VII de Francia se embarcaba camino de Tierra Santa como cruzado. No tardó en darse cuenta de que allí se enfrentaba a un enemigo de distinta naturaleza de los que habían sido hasta ahora sus adversarios. Durante una marcha militar por Asia Menor, permitió que la vanguardia de su ejército se separase del resto de la columna para acampar en Cadmos, lo que permitió a los turcos asestarle un duró revés militar. A partir de aquel desastre el rey francés se rindió a la evidencia y confió el mando de las operaciones a Evérard de Barres, maestre de la orden del Temple, una nueva fuerza militar creada en Jerusalén en 1118 o 1119, pocos años después de su conquista por la primera cruzada. Su finalidad era proteger a los peregrinos que acudían a la Ciudad Santa, pero más tarde asumió la defensa de los Estados latinos creados en Oriente.

Tras el revés de Cadmos, Luis VII vio en los templarios un ejemplo de disciplina y valor militar, y ordenó a sus hombres que se comportaran de manera parecida. Pero ¿qué ofrecían militarmente los templarios al monarca francés y a otros líderes cruzados? Encontramos la respuesta en la Regla del Temple, un conjunto de normas de conducta que constituye un compendio de saberes bélicos cimentados en años de enfrentamientos con el enemigo musulmán en Tierra Santa.
Las cualidades del templario
Desde un punto de vista bélico, los templarios han pasado a la historia por su arrojo y su combatividad. Cuando san Bernardo de Claraval, ardiente defensor de las cruzadas, redactó el Elogio de la nueva milicia, una especie de panegírico de la orden templaria que acababa de nacer, anticipó algunas cualidades de estos combatientes que acabarían siendo plasmadas en su Regla. Decía san Bernardo que esta milicia, en contraste con la «malicia» encarnada por los caballeros ordinarios, era disciplinada y obediente, no tan preocupada por la gloria mundana como por servir a Dios. Disciplina y obediencia eran, pues, valores supremos que Bernardo anticipaba en su elogio: «Se guarda perfectamente la disciplina y la obediencia es exacta».
Los templarios, pues, no marchaban nunca como una banda desorganizada, en tropel o impetuosamente, ni se precipitaban de forma impulsiva contra el enemigo, sino que «guardan siempre su puesto con toda precaución y prudencia imaginables». Pero esa prudencia no es incompatible con un coraje destacable, pues «se lanzan sobre sus contrarios como si las tropas enemigas fueran rebaños de ovejas, y, aunque son muy pocos, no temen, de ninguna manera, a la multitud de sus adversarios ni su bárbara crueldad».

Héroes de las cruzadas
A tenor de lo dicho, no sorprende que los ejércitos cruzados acostumbraran a situar a los templarios en las vanguardias y retaguardias de las columnas en marcha. Así lo hizo Luis VII de Francia tras el desastre de Cadmos. Y en 1192, Ricardo Corazón de León lideró una épica marcha de Acre a Jaffa, en la que los templarios desempeñaron un papel de primer orden en la conducción de la columna cristiana, acribillada por las saetas del enemigo. Pero los templarios también cometieron graves errores. En 1187, Guy de Lusignan, rey de Jerusalén, decidió mover su ejército de un lugar seguro, asesorado por Gérard de Ridefort, un nefasto maestre del Temple; el resultado fue la tremenda derrota cristiana de Hattin a manos de las tropas de Saladino, sultán de Egipto.
Es cierto que las huestes templarias sufrieron serios reveses, como el de Hattin, o el de La Forbie en 1244, frente al sultán Baybars. Pero no es menos cierto que hubo otras ocasiones en las que los caballeros del Temple destacaron por su abnegación heroica ante un futuro más que sombrío. Así sucedió en 1291, cuando hicieron todo lo que estaba en sus manos para defender la plaza de Acre, el último reducto cristiano en Oriente. En aquella ocasión, los templarios, sacrificándose como habían hecho muchos de sus antecesores, resistieron el ataque de los musulmanes que intentaban introducirse por las brechas de las murallas, que se desmoronaban por el bombardeo enemigo. Guillermo de Beaujeu, el último maestre templario en Tierra Santa, murió peleando durante el asalto definitivo de los mamelucos, cuando todo estaba perdido.
Es posible que la mitificación posterior de los templarios hundiera en parte sus raíces en un modo de combatir que, durante los siglos XII y XIII, influyó en el arte de la guerra en Europa occidental. Es factible imaginar que los templarios pudieron sentar ciertas bases de lo que sería la disciplina y la cohesión de los ejércitos modernos, donde uniformes y banderas serían ya elementos corporativos e imprescindibles.

LOS MOAIS...En la Isla de Pascua

LOS MOAIS...En la Isla de Pascua


La isla de Pascua (Rapa Nui) o “Tepito Ote Henua” que significa “Ombligo del mundo” que es como la llaman sus antiguos habitantes. Es la isla habitada más remota del planeta que se encuentra frente a la costa chilena a 3.700 kilómetros y forma parte de las islas de la Polinesia. No hay otro lugar del mundo tan aislado en el mar y es por ello que a esta isla la invade un aura de misterio. La capital de la isla de Pascua es Hanga Roa, un pueblo de hermosas playas. Este trozo de tierra en el mar, bien se sabe que guarda un misterio que aun a dia de hoy, no se ha podido descifrar y una prueba de ello lo tenemos con las inquietantes estatuas rocosas moai dispersas en medio de un paraje sobrecogedor.
Se estima que los primeros habitantes de Rapa Nui llegaron desde las Islas Marquesas en el siglo VI y que durante más de mil años no tuvieron contacto con el mundo exterior. Todo ello, hasta que el dia de Pascua de 1722 el navegante holandés Jakob Roggeveen descubrió la isla y describió a sus habitantes como “un sutil pueblo de mujeres hermosas y hombres amables”.

Tras el apogeo de los Rapa Nui, ésta cayó en la escasez de alimentos y desembocó en las consecuentes luchas tribales. Aun así, el espíritu de esta cultura sigue vivo en sus habitantes, su lengua, sus vestimentas, su música, sus bailes, su artesanía y sus comidas. Cada mes de febrero, vuelven a sus raíces con la fiesta de la Tapati, todos se visten como sus ancestros y se pintan el cuerpo como ellos a la vez que compiten en pruebas asombrosas, cantan, bailan y eligen a su reina.
En cuanto a la cultura natural de la isla, existen lugares envueltos de una magia y misterio únicos en el mundo y donde también existen las bellezas naturales más sorprendentes como por ejemplo el volcán Ranu Raraku, a unos 20 km de Hanga Roa. Es un volcán con forma ovalada que en su interior hay una laguna de agua dulce rodeada de vegetación nativa, especialmente juncos y totoras. Además, posee rocas de poca dureza y aprovechándose de eso los Rapa Nui extrajeron de ahí las rocas para tallar sus monumentales estatuas de piedra. Hay más de 300 moais de diferentes tamaños por toda la isla colocados en los diferentes centros ceremoniales, pero, tras las guerras tribales, el trabajo en la cantera se detuvo y los moais quedaran dispersos, erguidos o tumbados, a medio terminar o transportar y, es por ello, que algunos están semienterrados entre la naturaleza. Cabe destacar que normalmente, cada moai tiene sus propias facciones y, es curioso porque algún que otro moai presenta una apariencia de estar arrodillado. Algunas versiones dicen que éste podría representar un sacerdote y otros, que es el ancestro que vigilaría la cantera y velaría por las futuras generaciones de talladores. Por otro lado, el moai más grande de la isla mide 21.6 metros de largo y yace sobre su espalda aun unido, la roca sin tallar de la cantera.

Anakena, a 18 kilómetros de la capital Hango Roa, fue la playa donde tocaron tierra las primeras embarcaciones de la migración polinésica para colonizar la isla y donde se asentaron los primeros habitantes. Sus aguas son calidas y mansas, de un color turquesa que embelesa y su arena coralina blanca junto con palmeras reducen este lugar al mismísimo paraíso. Cabe apuntar, que esta arena se trajo desde Tahití en los años 60. Y para acabar de simbolizar el paisaje, la playa está custodiada por sus dos Ahus y sus respectivos moais.

Orongo es una aldea ceremonial donde se encontraba una especial ave migratoria que anidaba en los islotes cercanos a este lugar y, que para la cultura Rapa Nui es muy significativa. Antiguamente, cada familia enviaba a uno de sus hombres, que representaba al jefe del linaje para que compitieran por la búsqueda del huevo del Manutara. Éstos, tenían que descender por el acantilado y nadar, entre tiburones, hasta el islote de Motu Nui y, el que encontrara antes el huevo, traerlo sano y salvo a Orongo para entregárselo al rey. Quien lograra ser el primero en conseguirlo, recibía el honor de ser considerado el “hombre-pájaro” el cual adquiría para su tribu privilegios especiales. Esta aldea ceremonial, está compuesta por 53 casas construidas con piedras planas, pero además en ellas hay inscritas petroglifos que simbolizan la fertilidad.

En esta isla se desarrollo una cultura muy compleja que ha traído a los estudiosos verdaderos quebraderos de cabeza para darle una explicación científica de cómo podían transportar estas enormes estatuas de piedra que pesaban 5 toneladas aproximadamente, 18 kilómetros. Los científicos probaron distintas hipótesis en el pasado, imaginando que los isleños transportarían dichas estatuas utilizando trineos, ruedas u cuerdas, pero ahora, un grupo de arqueólogos han desarrollado una nueva teoría; los moais eran transportadas gracias a cuerdas y tracción humana.

EL MISTERIO DE LAS MOMIAS "PELIROJAS" DE XINJIANG



EL MISTERIO DE LAS MOMIAS "PELIROJAS" DE XINJIANG

La región de Xinjiang guarda un tesoro en sus desiertos, un misterio de casi 4.000 años.
En septiembre de 1.985, por casualidad, como muchos de los hallazgos que han revolucionado la historia, se halló en el desierto de Takla Makan , la primera de una serie de momias claramente caucásicas.
Los cuerpos de Takla Makán, se conservaban en perfecto estado debido al nivel de salinidad del suelo, sus ropas, de lana teñida, no habían perdido el brillante colorido, llevaban botas, tenían artículos de piel y sacos con granos de diversas especies, parece que los saquitos con semillas fueron depositados para que los difuntos pudieran continuar siendo agricultores en el más allá. Sus rostros tenían los típicos rasgos caucásicos: nariz angulosa, ojos hundidos, cabellos claros, y piel blanca. La mayoría llevaba el pelo trenzado o recogido.

¿Cómo llegaron estas momias a China? La teoría más aceptada es que hace unos 4.000 años vivió en la cuenca de Tarín una civilización de aspecto caucasiano europeo que desapareció hace unos 1500 años, eran los Tocarios y sobre su origen y desaparición hay diversas hipótesis.
Los tocarios fueron los hablantes de un idioma indoeuropeo que habitaron más al este en la Antigüedad. Vivían en la cuenca del Tarim en lo que hoy es la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, en el oeste de la República Popular China. Su peculiar cultura se extendió desde el 1800 a. C. hasta finales del primer milenio de nuestra era. Su lengua se conoce como tocario y se conoce porque hay textos escritos. Los hindúes los llamaban kushan, y las antiguas fuentes chinas, yue-che o yuezhí.

Los chinos han conservado en relación al pueblo tocario valiosos testimonios en sus escritos antiguos pero como el primer historiador chino es Sima Qian (145 a-C.) no se pueden encontrar fuentes escritas contemporáneas.
Cherchen (Qiemo, en chino), es una localidad remota de Xinjiang en medio del desierto de Taklamakán, situada a unos 1500 kilómetros de Urumchi por carreteras rodeadas de un mar de arena. En septiembre de 1985, los arqueólogos se toparon con un hallazgo inesperado, la momia de un hombre de rasgos europeos perfectamente conservada.
El "Hombre de Cherchen" está acostado boca arriba, con la cabeza apoyada sobre una almohada y las piernas flexionadas. Sus rasgos físicos no son asiáticos. Alguien los definió como "célticos" (aunque es una definición no aceptada por los científicos) medía 1,80 de estatura, tenía los pómulos y la nariz angulosos, el pelo castaño pelirrojo.
Su ropa es de lana de oveja y está perfectamente conservada, de color burdeos con un delicado pespunte rojo. Las piernas están enfundadas hasta las rodillas en unos largos calzones de lana de tres colores, rojo, amarillo y azul, lleva unas botas de piel de buey. En el dedo anular de la mano izquierda lleva atado un fragmento de fusta de piel para azuzar al ganado. Está peinado con dos largas trenzas. Las manos reposan sobre su abdomen y tiene la cara tatuada con espirales de ocre amarillo.
Junto al hombre de Cherchen se encontraron las momias de tres mujeres y la de un bebé. El bebé tenía como ajuar funerario el biberón más antiguo que se ha encontrado, está hecho con piel de oveja.
Una de las mujeres, de unos 50 años de edad, conserva completa su cabellera gris con dos trenzas atadas con lazos de color naranja. El niño, vestido con la misma lana burdeos que el hombre, lleva un gorrito azul también de lana. En los ojos le pusieron dos pequeñas piedras del mismo color -quizá lapislázuli- y su cuerpo está firmemente amortajado por dos cuerdas entrelazadas de color azul y rojo que le dan cinco vueltas.
Para situarnos en el tiempo, cuando estas personas vivían, las pirámides de Egipto ya eran unas ancianitas de unos 500 años, pero alguno de los grandes faraones no habían hecho su aparición. Las civilizaciones Griega y Romana ni siquiera se encontraban en su fase más remota y Ozzi, el hombre del hielo de los Alpes, tardaría mil años en nacer.
A diferencia de las momias de Egipto, las de Xinjiang no sufrieron ninguna preparación ni manipulación humana. Su conservación a lo largo de 4000 años ha sido obra de la naturaleza.
La región, extremadamente seca y árida, está rodeada de montañas (las cordilleras de Altun, Karakorum y Kunlun al sur, el Pamir al oeste, y el Tian Shan al norte), que impiden la llegada de la humedad del Índico y del Atlántico. Xinjiang es la región del planeta más alejada del mar. Con precipitaciones de 16 a 30 milímetros anuales, es una de las zonas más secas del mundo.
Además como el suelo del desierto tiene una concentración de sal elevadísima y con la ventilación que tenían los enterramientos, con féretros de madera que no estaban cerrados herméticamente de ramas y troncos en la parte superior, se complica el trabajo de las bacterias y microbios responsables de la descomposición de los cadáveres, y así, lentamente, se produjo un proceso natural de momificación que ha permitido una preservación casi perfecta de los cuerpos y también de los ajuares funerarios.
La "Bella de Loulan"
Si el hombre de Cherchen puede tener unos 4.000 años, la "Bella de Loulan", una mujer de rasgos europeos que medía 1,55, ha sido datada alrededor del 2000 antes de Cristo.
Lleva el pelo adornado con una pluma de pájaro, y al analizar el cuerpo encontraron que tenía liendres y piojos. Sus pulmones habían inhalado mucho humo y filtrado polvo de arena, prueba de que las tempestades de arena, tan comunes en el desierto, ya eran frecuentes. Sus órganos internos, su piel tatuada, su ADN, sus zapatos con señales de haber sido remendados en múltiples ocasiones, han sido analizados en media docena de institutos científicos de Shanghai.
En la zona se han encontrado muchas más momias, algunas caucásicas, otras de rasgos orientales, pero la difusión de los hallazgos y la investigación sobre la cultura tocaria se ha enfrentado a numerosos obstáculos por parte del gobierno Chino.
Los uigures afirman que las momias corresponden a sus antepasados, pero la realidad es que los uigures llegaron a Xinjiang en el siglo VII de nuestra era, tras la caída del reino Uigur de Orkin, en la actual Mongolia y que las pruebas de ADN no denotan ningún "vinculo directo" con ellos, dice el profesor Víctor Mair, de la Universidad de Pensylvannia. Pero tampoco con los chinos.
Mair afirma que entre el 2000 y el 1000 antes de Cristo los "únicos" habitantes de ésta región eran gente de rasgos europeos y que los pueblos de Asia Oriental empezaron a llegar hace unos 3000 años. Algunos especialistas occidentales militan en la causa de la "europeicidad original" de la región, ignorando el hecho de que algunas momias presentan caracteres asiáticos, lo único que es seguro es que la investigación acaba de empezar, y que el concepto "Europa" es absolutamente irrelevante cuando hablamos de 4000 años de antigüedad.
A esas condiciones se suma la gran concentración de sal en el suelo, así como la ventilación que tenían los enterramientos, con féretros de madera que no estaban cerrados herméticamente y sobre los que se depositaban ramas, lo que facilitaba la ventilación. Todo eso complicaba el trabajo de las bacterias y microbios responsables de la descomposición de los cadáveres.
¿Cómo podía vivir, e incluso practicar la agricultura y la ganadería, toda esa gente en un medio hoy completamente inhabitable y carente de vegetación?. La respuesta a esta pregunta está en el agua. Hasta hace solo mil años, los glaciares del Kunlun y de las otras cordilleras que alimentan los ríos que fluyen hacia el Desierto de Taklamakán, fundían una cantidad de agua mucho mayor que en la actualidad. Los ríos de los que dependía la vida en decenas de asentamientos humanos en medio del desierto, se secaron o perdieron vigor, y el desierto avanzó unos 100 kilómetros, cubriendo de arena ciudades y templos. La sequedad preservó restos de asentamientos -y hasta de árboles frutales- que habían sido florecientes hasta el siglo VIII y filtrado todo tipo de influencias, persas, chinas, indias, y helenísticas a lo largo de la ruta de la seda.
“Aunque era árido, el medio ambiente era mucho más favorable, había más cursos de agua, más árboles y se podía sostener cierta agricultura y ganadería en lugares hoy absolutamente desérticos e inhabitables”, dice el arqueólogo Wang Binghua. “Aunque las condiciones de vida eran duras, eran mucho mejores que las actuales”, dice.
Para éste gran especialista chino, que ha dedicado su vida a ellas, las momias demuestran que, “gente de diversas razas convivió en esta región desde épocas históricas muy remotas”, lo que quizá es la lectura más actual del fenómeno, teniendo en cuenta las tensiones latentes entre chinos y uigures que perviven aquí, pese al dinámico desarrollo que la región conoce.
La región de Xinjiang guarda un tesoro en sus desiertos, un misterio de casi 4.000 años.
En septiembre de 1.985, por casualidad, como muchos de los hallazgos que han revolucionado la historia, se halló en el desierto de Takla Makan , la primera de una serie de momias claramente caucásicas.
Los cuerpos de Takla Makán, se conservaban en perfecto estado debido al nivel de salinidad del suelo, sus ropas, de lana teñida, no habían perdido el brillante colorido, llevaban botas, tenían artículos de piel y sacos con granos de diversas especies, parece que los saquitos con semillas fueron depositados para que los difuntos pudieran continuar siendo agricultores en el más allá. Sus rostros tenían los típicos rasgos caucásicos: nariz angulosa, ojos hundidos, cabellos claros, y piel blanca. La mayoría llevaba el pelo trenzado o recogido.
¿Cómo llegaron estas momias a China? La teoría más aceptada es que hace unos 4.000 años vivió en la cuenca de Tarín una civilización de aspecto caucasiano europeo que desapareció hace unos 1500 años, eran los Tocarios y sobre su origen y desaparición hay diversas hipótesis.
Los tocarios fueron los hablantes de un idioma indoeuropeo que habitaron más al este en la Antigüedad. Vivían en la cuenca del Tarim en lo que hoy es la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, en el oeste de la República Popular China. Su peculiar cultura se extendió desde el 1800 a. C. hasta finales del primer milenio de nuestra era. Su lengua se conoce como tocario y se conoce porque hay textos escritos. Los hindúes los llamaban kushan, y las antiguas fuentes chinas, yue-che o yuezhí.
Los chinos han conservado en relación al pueblo tocario valiosos testimonios en sus escritos antiguos pero como el primer historiador chino es Sima Qian (145 a-C.) no se pueden encontrar fuentes escritas contemporáneas.
Cherchen (Qiemo, en chino), es una localidad remota de Xinjiang en medio del desierto de Taklamakán, situada a unos 1500 kilómetros de Urumchi por carreteras rodeadas de un mar de arena. En septiembre de 1985, los arqueólogos se toparon con un hallazgo inesperado, la momia de un hombre de rasgos europeos perfectamente conservada.
El "Hombre de Cherchen" está acostado boca arriba, con la cabeza apoyada sobre una almohada y las piernas flexionadas. Sus rasgos físicos no son asiáticos. Alguien los definió como "célticos" (aunque es una definición no aceptada por los científicos) medía 1,80 de estatura, tenía los pómulos y la nariz angulosos, el pelo castaño pelirrojo.
Su ropa es de lana de oveja y está perfectamente conservada, de color burdeos con un delicado pespunte rojo. Las piernas están enfundadas hasta las rodillas en unos largos calzones de lana de tres colores, rojo, amarillo y azul, lleva unas botas de piel de buey. En el dedo anular de la mano izquierda lleva atado un fragmento de fusta de piel para azuzar al ganado. Está peinado con dos largas trenzas. Las manos reposan sobre su abdomen y tiene la cara tatuada con espirales de ocre amarillo.
Junto al hombre de Cherchen se encontraron las momias de tres mujeres y la de un bebé. El bebé tenía como ajuar funerario el biberón más antiguo que se ha encontrado, está hecho con piel de oveja.
Una de las mujeres, de unos 50 años de edad, conserva completa su cabellera gris con dos trenzas atadas con lazos de color naranja. El niño, vestido con la misma lana burdeos que el hombre, lleva un gorrito azul también de lana. En los ojos le pusieron dos pequeñas piedras del mismo color -quizá lapislázuli- y su cuerpo está firmemente amortajado por dos cuerdas entrelazadas de color azul y rojo que le dan cinco vueltas.
Para situarnos en el tiempo, cuando estas personas vivían, las pirámides de Egipto ya eran unas ancianitas de unos 500 años, pero alguno de los grandes faraones no habían hecho su aparición. Las civilizaciones Griega y Romana ni siquiera se encontraban en su fase más remota y Ozzi, el hombre del hielo de los Alpes, tardaría mil años en nacer.
A diferencia de las momias de Egipto, las de Xinjiang no sufrieron ninguna preparación ni manipulación humana. Su conservación a lo largo de 4000 años ha sido obra de la naturaleza.
La región, extremadamente seca y árida, está rodeada de montañas (las cordilleras de Altun, Karakorum y Kunlun al sur, el Pamir al oeste, y el Tian Shan al norte), que impiden la llegada de la humedad del Índico y del Atlántico. Xinjiang es la región del planeta más alejada del mar. Con precipitaciones de 16 a 30 milímetros anuales, es una de las zonas más secas del mundo.
Además como el suelo del desierto tiene una concentración de sal elevadísima y con la ventilación que tenían los enterramientos, con féretros de madera que no estaban cerrados herméticamente de ramas y troncos en la parte superior, se complica el trabajo de las bacterias y microbios responsables de la descomposición de los cadáveres, y así, lentamente, se produjo un proceso natural de momificación que ha permitido una preservación casi perfecta de los cuerpos y también de los ajuares funerarios.
La "Bella de Loulan"
Si el hombre de Cherchen puede tener unos 4.000 años, la "Bella de Loulan", una mujer de rasgos europeos que medía 1,55, ha sido datada alrededor del 2000 antes de Cristo.
Lleva el pelo adornado con una pluma de pájaro, y al analizar el cuerpo encontraron que tenía liendres y piojos. Sus pulmones habían inhalado mucho humo y filtrado polvo de arena, prueba de que las tempestades de arena, tan comunes en el desierto, ya eran frecuentes. Sus órganos internos, su piel tatuada, su ADN, sus zapatos con señales de haber sido remendados en múltiples ocasiones, han sido analizados en media docena de institutos científicos de Shanghai.
En la zona se han encontrado muchas más momias, algunas caucásicas, otras de rasgos orientales, pero la difusión de los hallazgos y la investigación sobre la cultura tocaria se ha enfrentado a numerosos obstáculos por parte del gobierno Chino.
Los uigures afirman que las momias corresponden a sus antepasados, pero la realidad es que los uigures llegaron a Xinjiang en el siglo VII de nuestra era, tras la caída del reino Uigur de Orkin, en la actual Mongolia y que las pruebas de ADN no denotan ningún "vinculo directo" con ellos, dice el profesor Víctor Mair, de la Universidad de Pensylvannia. Pero tampoco con los chinos.
Mair afirma que entre el 2000 y el 1000 antes de Cristo los "únicos" habitantes de ésta región eran gente de rasgos europeos y que los pueblos de Asia Oriental empezaron a llegar hace unos 3000 años. Algunos especialistas occidentales militan en la causa de la "europeicidad original" de la región, ignorando el hecho de que algunas momias presentan caracteres asiáticos, lo único que es seguro es que la investigación acaba de empezar, y que el concepto "Europa" es absolutamente irrelevante cuando hablamos de 4000 años de antigüedad.
A esas condiciones se suma la gran concentración de sal en el suelo, así como la ventilación que tenían los enterramientos, con féretros de madera que no estaban cerrados herméticamente y sobre los que se depositaban ramas, lo que facilitaba la ventilación. Todo eso complicaba el trabajo de las bacterias y microbios responsables de la descomposición de los cadáveres.
¿Cómo podía vivir, e incluso practicar la agricultura y la ganadería, toda esa gente en un medio hoy completamente inhabitable y carente de vegetación?. La respuesta a esta pregunta está en el agua. Hasta hace solo mil años, los glaciares del Kunlun y de las otras cordilleras que alimentan los ríos que fluyen hacia el Desierto de Taklamakán, fundían una cantidad de agua mucho mayor que en la actualidad. Los ríos de los que dependía la vida en decenas de asentamientos humanos en medio del desierto, se secaron o perdieron vigor, y el desierto avanzó unos 100 kilómetros, cubriendo de arena ciudades y templos. La sequedad preservó restos de asentamientos -y hasta de árboles frutales- que habían sido florecientes hasta el siglo VIII y filtrado todo tipo de influencias, persas, chinas, indias, y helenísticas a lo largo de la ruta de la seda.
“Aunque era árido, el medio ambiente era mucho más favorable, había más cursos de agua, más árboles y se podía sostener cierta agricultura y ganadería en lugares hoy absolutamente desérticos e inhabitables”, dice el arqueólogo Wang Binghua. “Aunque las condiciones de vida eran duras, eran mucho mejores que las actuales”, dice.
Para éste gran especialista chino, que ha dedicado su vida a ellas, las momias demuestran que, “gente de diversas razas convivió en esta región desde épocas históricas muy remotas”, lo que quizá es la lectura más actual del fenómeno, teniendo en cuenta las tensiones latentes entre chinos y uigures que perviven aquí, pese al dinámico desarrollo que la región conoce.

HUMBOLDT....El Naturalista de redescubrió America

HUMBOLDT....El Naturalista de redescubrió America

Alexander von Humboldt está considerado por algunos como el último científico universal. Los viajes de exploración y los estudios científicos del naturalista alemán fueron tan extensos y de tanto alcance que hoy llevan su nombre multitud de accidentes geográficos, como la corriente fría que recorre la costa de Perú, ríos, bahías, cataratas, parques naturales... incluso un cráter en la luna, además de numerosas especies de plantas y animales.


Friedrich Wilhelm Heinrich Alexander von Humboldt nació en 1769 en el castillo de Tegel, cerca de Berlín, en el seno de una aristocrática familia prusiana. Fue educado por tutores que despertaron en él la pasión por las ciencias naturales y los viajes. Tras la muerte de su padre estudió leyes en la Universidad de Göttingen, como deseaba su madre, pero ello no le impidió acudir a las clases de ciencias naturales de Georg Forster, que había sido dibujante botánico en la segunda expedición del capitán James Cook.
En 1797, tras la muerte de su madre, Humboldt renunció a su prometedora carrera de funcionario en el Departamento de Minas de Prusia y marchó a París, donde hizo amistad con Aimé Bonpland, un botánico con sus mismas inquietudes. Los dos decidieron perseguir juntos su sueño de embarcarse en una expedición. Tras varios intentos frustrados –entre ellos formar parte de la expedición de Napoleón a Egipto– recorrieron a pie la costa del Mediterráneo desde Marsella hasta Barcelona, Valencia y Alicante. Cuando llegaron a Madrid habían elaborado el primer esquema seccional preciso del relieve de la península Ibérica, gracias a las medidas de altitud que fueron tomando durante el camino.

Rumbo al Nuevo Mundo
En Madrid, Humboldt y Bonpland conocieron a Mariano Luis de Urquijo, secretario de Estado del rey, quien los tomó bajo su protección. Gracias a su mediación, en marzo de 1799 fueron presentados a Carlos IV y obtuvieron salvoconductos para explorar las provincias americanas bajo dominio español. Así, cambiaron su soñado viaje a Oriente por la exótica geografía americana: Nueva España (el actual México y Centroamérica), Nueva Granada (las actuales Colombia y Venezuela) y Perú. Humboldt se pagó el viaje de su propio bolsillo, y el 5 de junio de 1799 los dos hombres embarcaron en La Coruña en la corbeta Pizarro, con varias maletas y 42 caros instrumentos científicos. El barco, con rumbo a Venezuela, hizo escala en Tenerife, donde los naturalistas ascendieron hasta la cima del Teide.
Tras un viaje tranquilo, el 16 de julio desembarcaron en Cumaná, en Venezuela, donde quedaron fascinados por la selva tropical. Durante los tres primeros días «corríamos como locos de aquí para allá, sin poder hacer claras observaciones porque al coger algún ejemplar raro lo dejábamos cuando veíamos que a su lado había otro todavía más curioso», escribió a su hermano Wilhelm, célebre filólogo. Como Goethe, Humboldt adoraba la naturaleza y consideraba que la ciencia tenía que servir a la filosofía: «La Naturaleza para mí no son sólo fenómenos objetivos, sino un espejo del espíritu del hombre».

Humboldt y Bonpland remontaron el Orinoco hasta San Fernando de Atabapo, sorteando rápidos y cargando con la canoa a cuestas. Después de largas jornadas, atormentados por el hambre y los mosquitos y atentos a los jaguares que les acechaban, lograron llegar al río Negro, uno de los afluentes del Amazonas. Habían sido los primeros en navegar por el mítico Casiquiare, un canal natural de trescientos kilómetros de largo que une los sistemas fluviales del Orinoco y el Amazonas y que algunos consideraban una leyenda.
De camino a Angostura, Humboldt realizó algunos peligrosos experimentos, como la pesca de varias anguilas eléctricas (Gymnotus electricus) para estudiar la electricidad producida por estos peces. Los indios los capturaban introduciendo caballos en el agua: con un arpón, atrapaban a las anguilas cuando ya habían descargado su electricidad en los cuadrúpedos. Imprudentemente, Humboldt puso los pies sobre un gimnoto recién sacado del agua: «Durante todo el día tuve fuertes dolores en las rodillas y en casi todas las articulaciones», escribió en su diario. En un poblado indígena, Humboldt probó el curare, veneno usado por los indios para cazar («amargo», escribiría después).
A través de un continente
A su regreso a la costa caribeña, Humboldt y Bonpland embarcaron hasta Cuba y regresaron al continente por Cartagena, en la actual Colombia, donde se desviaron a propósito para pasar por Santa Fe de Bogotá y conocer al botánico español José Celestino Mutis. Al llegar, Bonpland tuvo un ataque de fiebre y los dos compañeros tuvieron que descansar seis semanas en casa de Mutis, tiempo que Humboldt aprovechó para, según sus propias palabras, «utilizar el excelente tesoro de libros de Mutis y calcular observaciones astronómicas, trazar líneas meridianas, determinar la desviación magnética, estudiar ictiología y abarcar una cantidad de cosas en las cuales no era posible pensar hasta entonces».
Remontando el río Magdalena atravesaron la cordillera Real para llegar a Quito, en Ecuador. Durante su periplo subieron al volcán Pichincha e intentaron escalar el Chimborazo, que con sus 6.310 metros de altitud se consideraba entonces la montaña más alta del mundo. Se quedaron en 5.610 metros, la máxima altitud conseguida hasta entonces. Humboldt observó la gradación de la temperatura y la estratificación de la vegetación a lo largo de la ladera, lo que sentaría las bases de la biogeografía moderna.
En Perú, Humboldt estudió la aplicación de los excrementos de las aves, el guano, como fertilizante, y durante el trayecto en barco hasta México midió la temperatura del agua de la corriente fría que fluía a lo largo de la costa peruana y que ahora lleva su nombre. Humboldt y Bonpland recorrieron México en 1803 para pasar después de nuevo por Cuba y llegar a Estados Unidos, donde se alojaron en la Casa Blanca como invitados de honor del presidente Jefferson, gran amante de las ciencias naturales.
Tras cinco años y más de diez mil kilómetros, el gran viaje de exploración de Humboldt y Bonpland acabó en 1804 con su regreso a París, donde tuvieron una recepción entusiasta. Habían explorado y documentado la fauna, flora, geografía y etnografía latinoamericanas en la expedición científica más ambiciosa realizada hasta entonces.

LA TUMBA DEL REY ANTIOCO


LA TUMBA DEL REY ANTIOCO I.


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Enigma de la HistoriaA principios del verano de 1882, los arqueólogos Carl Humann y Otto Puchstein ascendieron al monte Nemrud guiados por el propio Karl Sester. Cuando llegaron a la cima no dieron crédito a lo que veían: en lo que creyeron unas ruinas persas, encontraron una inscripción griega grabada en los zócalos de las estatuas de la terraza oriental, una de las tres de que consta el monumento, y en ella leyeron claramente que esas ruinas constituían el panteón de Antíoco I de Comagene, soberano de un reino aliado de Roma, que construyó su tumba en el punto más alto de sus dominios.
«Yo, Antíoco, he hecho construir este recinto en mi honor y en honor de mis dioses». Así proclama la inscripción que identifica cada una de las estatuas con los dioses griegos Apolo, Zeus y Hércules, asociados con los dioses persas Mitra, Ahura Mazda y Artagnes. Antíoco había decidido construir su tumba bajo un inmenso túmulo cónico de 50 metros de alto por 150 metros de diámetro, erigido en la cima del monte Nemrud; era un modo de estar más cerca de los dioses y velar por su pueblo desde la eternidad. A sus pies se hallaban los suntuosos túmulos de su padre, Mitrídates I Calínico, y de otros miembros de su familia; no muy lejos estaban las tumbas de las esposas reales, vigiladas por águilas labradas en piedra calcárea sobre columnas dóricas.
El arqueólogo turco
En 1883, llegó al yacimiento Osmán Hamdi, director del Museo Arqueológico Imperial de Estambul. Tuvo que realizar un largo y penoso ascenso hasta la cumbre de la montaña por un sendero de mulas, estrecho y sinuoso, que hizo a pie en su último tramo. «Sorprende que a un hombre que ha erigido sobre la más alta cima de estas montañas este monumento, tan costoso que probablemente agotó los recursos de su reino, no se le ocurriera hacer un mejor camino entre las rocas para acceder a él», observó en su minucioso informe.
Algunos informes de los arqueólogos turcos y alemanes entusiasmaron años más tarde a la especialista Theresa Goell. Después de catorce años de preparación y dos visitas preliminares, Goell pudo organizar al fin una expedición arqueológica en 1953, y desde entonces y hasta su muerte en 1985 dedicaría enteramente su vida a estudiar esta fascinante joya del período tardo-helenístico. Instaló el campamento en el propio monte Nemrud, y se puso a trabajar en condiciones climáticas extremas, bajo fuertes vientos, tormentas torrenciales y temperaturas que oscilaban entre los cero y los 50 grados. La expedición de Goell hizo descubrimientos importantes, como el primer «horóscopo griego» conocido, que se encontró en la terraza occidental: un relieve de 1,75 m de ancho por 2,40 m de alto que muestra 19 estrellas grabadas sobre el cuerpo de un león –la constelación de Leo–, que representa la conjunción de Júpiter, Mercurio y Marte. Entre las cabezas de los dioses y de sus animales protectores, que yacían dispersas por la terraza occidental, Goell también identificó la cabeza de la estatua de Antíoco I. Su rostro, de una gran serenidad y belleza, muestra un notable parecido en sus rasgos con Alejandro Magno, del que Antíoco se pretendía descendiente por parte materna.
Aún hoy nos fascina la pericia de los artesanos que esculpieron sus gigantescas estatuas y la ingente labor de ingeniería que llevaron a cabo los arquitectos del rey para poder alzarlas a tan considerable altura. A pesar de todo, aún no se ha encontrado la tumba de Antíoco I; así que, siglos después de su construcción, el principal enigma del monte Nemrud permanece indescifrado.

Descubriendo la Historia

TRAJANO...Emperador de Roma



Un año después de ser proclamado emperador, Trajano abandonó los campamentos legionarios en el Danubio, donde se había dedicado a reorganizar la defensa de las fronteras, y se presentó en Roma para asumir el gobierno del Imperio. Nada más llegar, hizo gala de austeridad y de respeto a las instituciones, en particular al Senado. Tenía entonces 45 años de edad y se hallaba en el culmen de una carrera militar plagada de éxitos, pero era consciente de que aún debía demostrar su valía como emperador. Y el mejor medio para lograrlo era una guerra contra los enemigos del Imperio; en particular contra un pueblo bárbaro que algo más de diez años antes había infligido a Roma una dolorosa humillación, cuando aniquiló a una legión entera y forzó al emperador Domiciano a establecer un pacto por el que otorgaba al rey de los bárbaros un cuantioso subsidio anual.
Los bárbaros que habían desafiado a Roma en el año 87 eran los dacios, un pueblo que ocupaba un vasto territorio al norte del Danubio, que corresponde actualmente con Rumanía.
Para vengar la deshonra del pacto de Domiciano, atajar las temerarias ambiciones de Decébalo y, a la vez, impulsar las suyas propias, Trajano decidió emprender una expedición en el año 101 con el propósito de crear una nueva provincia romana más allá del Danubio.
Trajano ordenó que doce legiones se reunieran a orillas del Danubio en Viminacium, al este de Belgrado. Trajano recibió allí un mensaje de parte de las tribus danubianas aliadas de Roma, que le aconsejaban que se retirara con sus tropas y respetara la paz firmada por Domiciano. Pero el emperador ignoró el aviso y emprendió la marcha hacia la ciudad, mientras un segundo contingente se internaba en los bosques para expulsar a los enemigos escondidos.
Tras interceptar a las tropas dacias en una contraofensiva en Adamclisi (Mesia) y asediar la capital, Sarmizegetusa, Trajano consiguió que Decébalo se rindiera. El emperador firmó la paz en el año 102, dejó una guarnición en Sarmizegetusa y, en honor de aquellos que habían caído en el campo de batalla, mandó erigir un altar sobre el que se realizaron anualmente sacrificios en memoria de los caídos.
La segunda guerra dacia se inclinó enseguida a favor de los romanos, que al comienzo del verano de 106 asaltaron y tomaron la capital dacia, Sarmizegetusa. En un primer momento, Decébalo huyó para evitar ser capturado y expuesto a la vergüenza pública en Roma, pero uno de los escuadrones romanos, al mando de Tiberio Claudio Máximo, logró dar con su pista. Finalmente, viendo que los romanos se lanzaban contra él, el rey dacio se suicidó degollándose con la afilada y larga espada curva de los dacios. Claudio Máximo cortó la cabeza del monarca caído y se la llevó a Trajano.
Tras el triunfo, los romanos dieron con el botín que más ansiaban, el tesoro de Decébalo. Se hallaba cerca del palacio de Sarmizegetusa, en un lugar totalmente insospechado: bajo el lecho del río Sargetia. Se cuenta que Decébalo había ordenado a sus esclavos desviar el curso del río, excavar un hoyo en su lecho seco para esconder allí los magníficos tesoros y, una vez hecho esto, devolver el agua a su cauce natural. Pero un tal Bicilis reveló a los romanos la ubicación del tesoro. En total, las legiones se llevaron a Roma 165.000 kilos de oro y 330.000 de plata.
Pero la consecuencia más importante de las dos guerras dacias fue la consolidación de Trajano en el poder. A su regreso de la provincia conquistada, el emperador organizó una espectacular ceremonia triunfal.
Luego se celebraron espectáculos de lucha en los que se sacrificaron 11.000 animales, y 10.000 gladiadores dieron su vida para mayor gloria del victorioso emperador. Trajano también construyó un lago artificial para una batalla naval en la que, durante seis días, más de 120 barcos entrechocaron sus cascos, excitando los ánimos de un público entregado.
Trajano invirtió el botín en una serie de obras públicas que cambiaron la faz de Roma. Acondicionó infraestructuras anticuadas, como el antiguo puerto de Ostia, la vía Apia y la red de alcantarillado, y costeó nuevas obras como las termas de Trajano, un «palacio del pueblo» que se elevó, significativamente, sobre las ruinas de la extravagante Domus Aurea de Nerón. Pero la mayor de estas empresas fue la construcción de un nuevo foro, el foro de Trajano.
Se erigió la célebre columna de Trajano, destinada a perpetuar las gestas del emperador en Dacia, descritas al detalle en los espléndidos relieves que la recubren a modo de relato en espiral.
Cuando se inauguró la columna, el 12 de mayo de 113, todo parecía anunciar una era de paz y prosperidad, de felicitas temporum, bajo la égida de un soberano carismático e irresistible. Pero pronto se reanudaron los conflictos en las fronteras orientales del Imperio, esta vez contra los partos. Fue al regreso de una expedición en Cilicia (Asia Menor) cuando el emperador, agotado, falleció. Su cuerpo hizo una última entrada triunfal en la ciudad, y sus cenizas, escoltadas por el Senado y sus tropas, se depositaron en una urna en la base de la columna de su foro, ese eterno testimonio de la victoria contra Dacia que inauguró su reinado y la dorada centuria de sus sucesores, los Antoninos.

Charles Aznavour: "La bohème". Letra original y traducción al español

Edith Piaf - La Vie En Rose

La vie en rose - Louis Armstrong

Imágenes de Nuestra Historia , R.D

ESCUELA PRIMARIA ; PUERTO PLATA / 1916
Vista de actividad en Escuela Primaria en la Ciudad de Puerto Plata, Republica Dominicana.
Imagen del año 1916
Fuente : MipuertoPlata para Imagenes de Nuestra Historia. 


TEATRO "LA PROGRESISTA"
La Vega , República Dominicana.
Imagen de la década del 20
Fuente : Imagen colaboración de A. Jiménez para Imágenes de Nuestra Historia.



SANTO DOMINGO / 1958
Vista panorámica del Alcazar de Colón.
Ciudad Trujillo , República Dominicana.
Fuente : Imagen de la Autoría de Max Pou.
Imágenes de Nuestra Historia







SANTO DOMINGO / 1920
Vista panorámica de la calle Jose Reyes.
Santo Domingo , República Dominicana.
Fuente : imagen colaboración de A.Jimenez
Imágenes de Nuestra Historia.