lunes, 29 de febrero de 2016

LOS MOAIS...En la Isla de Pascua

LOS MOAIS...En la Isla de Pascua


La isla de Pascua (Rapa Nui) o “Tepito Ote Henua” que significa “Ombligo del mundo” que es como la llaman sus antiguos habitantes. Es la isla habitada más remota del planeta que se encuentra frente a la costa chilena a 3.700 kilómetros y forma parte de las islas de la Polinesia. No hay otro lugar del mundo tan aislado en el mar y es por ello que a esta isla la invade un aura de misterio. La capital de la isla de Pascua es Hanga Roa, un pueblo de hermosas playas. Este trozo de tierra en el mar, bien se sabe que guarda un misterio que aun a dia de hoy, no se ha podido descifrar y una prueba de ello lo tenemos con las inquietantes estatuas rocosas moai dispersas en medio de un paraje sobrecogedor.
Se estima que los primeros habitantes de Rapa Nui llegaron desde las Islas Marquesas en el siglo VI y que durante más de mil años no tuvieron contacto con el mundo exterior. Todo ello, hasta que el dia de Pascua de 1722 el navegante holandés Jakob Roggeveen descubrió la isla y describió a sus habitantes como “un sutil pueblo de mujeres hermosas y hombres amables”.

Tras el apogeo de los Rapa Nui, ésta cayó en la escasez de alimentos y desembocó en las consecuentes luchas tribales. Aun así, el espíritu de esta cultura sigue vivo en sus habitantes, su lengua, sus vestimentas, su música, sus bailes, su artesanía y sus comidas. Cada mes de febrero, vuelven a sus raíces con la fiesta de la Tapati, todos se visten como sus ancestros y se pintan el cuerpo como ellos a la vez que compiten en pruebas asombrosas, cantan, bailan y eligen a su reina.
En cuanto a la cultura natural de la isla, existen lugares envueltos de una magia y misterio únicos en el mundo y donde también existen las bellezas naturales más sorprendentes como por ejemplo el volcán Ranu Raraku, a unos 20 km de Hanga Roa. Es un volcán con forma ovalada que en su interior hay una laguna de agua dulce rodeada de vegetación nativa, especialmente juncos y totoras. Además, posee rocas de poca dureza y aprovechándose de eso los Rapa Nui extrajeron de ahí las rocas para tallar sus monumentales estatuas de piedra. Hay más de 300 moais de diferentes tamaños por toda la isla colocados en los diferentes centros ceremoniales, pero, tras las guerras tribales, el trabajo en la cantera se detuvo y los moais quedaran dispersos, erguidos o tumbados, a medio terminar o transportar y, es por ello, que algunos están semienterrados entre la naturaleza. Cabe destacar que normalmente, cada moai tiene sus propias facciones y, es curioso porque algún que otro moai presenta una apariencia de estar arrodillado. Algunas versiones dicen que éste podría representar un sacerdote y otros, que es el ancestro que vigilaría la cantera y velaría por las futuras generaciones de talladores. Por otro lado, el moai más grande de la isla mide 21.6 metros de largo y yace sobre su espalda aun unido, la roca sin tallar de la cantera.

Anakena, a 18 kilómetros de la capital Hango Roa, fue la playa donde tocaron tierra las primeras embarcaciones de la migración polinésica para colonizar la isla y donde se asentaron los primeros habitantes. Sus aguas son calidas y mansas, de un color turquesa que embelesa y su arena coralina blanca junto con palmeras reducen este lugar al mismísimo paraíso. Cabe apuntar, que esta arena se trajo desde Tahití en los años 60. Y para acabar de simbolizar el paisaje, la playa está custodiada por sus dos Ahus y sus respectivos moais.

Orongo es una aldea ceremonial donde se encontraba una especial ave migratoria que anidaba en los islotes cercanos a este lugar y, que para la cultura Rapa Nui es muy significativa. Antiguamente, cada familia enviaba a uno de sus hombres, que representaba al jefe del linaje para que compitieran por la búsqueda del huevo del Manutara. Éstos, tenían que descender por el acantilado y nadar, entre tiburones, hasta el islote de Motu Nui y, el que encontrara antes el huevo, traerlo sano y salvo a Orongo para entregárselo al rey. Quien lograra ser el primero en conseguirlo, recibía el honor de ser considerado el “hombre-pájaro” el cual adquiría para su tribu privilegios especiales. Esta aldea ceremonial, está compuesta por 53 casas construidas con piedras planas, pero además en ellas hay inscritas petroglifos que simbolizan la fertilidad.

En esta isla se desarrollo una cultura muy compleja que ha traído a los estudiosos verdaderos quebraderos de cabeza para darle una explicación científica de cómo podían transportar estas enormes estatuas de piedra que pesaban 5 toneladas aproximadamente, 18 kilómetros. Los científicos probaron distintas hipótesis en el pasado, imaginando que los isleños transportarían dichas estatuas utilizando trineos, ruedas u cuerdas, pero ahora, un grupo de arqueólogos han desarrollado una nueva teoría; los moais eran transportadas gracias a cuerdas y tracción humana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario