sábado, 5 de marzo de 2016

Simone Schwarz- Bart UNA ESCRITORA FRANCÓFONA

Simone Schwarz- Bart UNA ESCRITORA FRANCÓFONA

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27_02_2016 Areito 27 febrero Areíto7
El Caribe francófono tiene una gran tradición de literatura honrada por mujeres escritoras libres y competentes. Destacadas intelectuales de ese patrimonio literario que lo constituyen mujeres de carácter y talento como Maryse Condé, Giséle Pineau, Ina Césaire y Simone Schwarz-Bart y más recientemente Fabienne Kanor. Hace cinco años recibimos a Simone Schwarz-Bart y a Fabienne Kanor, para que participaran como invitadas a homenaje a la fuerza y dignidad de las mujeres caribeñas, en el marco del evento que organizamos: “Escritura, mujeres y caribeinidad”, que en el espacio dominicano lo constituyen heroínas como María Trinidad Sánchez, Juana Saltitopa, Mamá Tingo y las Hermanas Mirabal, así como muchas otras cuyas luces de pensamiento, de humanidad y de lucha dignifican la historia dominicana.
Simone Schwarz-Bart, más que nadie, atrae nuestro interés por el conjunto de su obra coherente, vehemente y determinada en lo que ha logrado: ser testimonio de los sufrimientos de las mujeres caribeñas, a través de la historia de la emigración y de la violencia de género. Intentamos intercambiar a través de la obra de esta escritora-novelista, una visión seria de las mujeres en las democracias del Caribe: su fuerza, sus dolores, sus esperanzas y sus dramas, los que han sido evocados en una gran producción literaria. Verbigracia, tenemos en este país a Julia Álvarez, quien a través de su novela “En el tiempo de las mariposas” (Le temps des papillons), traducida al francés –y a otros idiomas-por la Editora Métailié, nos testimonia justamente de todo el camino surcado por Minerva Mirabal y sus hermanas, en la horrenda dictadura de Rafael L. Trujillo.
Esta exitosa escritora e internacionalmente reconocida dentro del grupo de Guadalupe, desde sus inicios ha militado por los derechos de las mujeres. Comparte sus éxitos y aportes con intelectuales como Maryse Condé y Miriam Warner-Vieyra. Nacida en Pointe-á-Pitre, donde estudió el nivel primario, luego parte a continuar su formación en París y en Dakar. Participa en los años 60 en todas las manifestaciones contra el post-colonialismo, el racismo y la dominación cultural.
En sus novelas, conmueven las figuras femeninas, trabajadas con pasión y decoro, en su condición de mujeres solas, desplazadas de su realidad y enfrentadas al racismo y al abandono. Pero, muchas son heroínas y vencedoras que hemos encontrado en una magnífica y sorprendente enciclopedia de seis volúmenes titulados “Homenaje a la mujer Negra” (Hommage á la femme notre), cuyo volumen tres es una formidable celebración poética a todas esas ciudadanas ausentes en la historiografía oficial existente en el imaginario popular, en las leyendas y en los cuentos criollos, que Simone ha restaurado y recogido con gran talento.
Buscamos destacar la obra de esta escritora caribeña del espacio francófono, para contribuir al diálogo regional y cultural del Caribe, en esta ocasión en el ámbito de la palabra de todas las mujeres. Es para nosotras muy importante e interesante optar por estos textos escogidos que ponen en evidencia lo excepcional y la enseñanza del lazo generacional que utiliza la escritora como vaso comunicante para dialogar con todo el Caribe, y se apoya en la figura de su abuela, fuente de inspiración de sus obras. A continuación transcribimos un extracto de “Lluvia y viento sobre Télumée Miracle”:
…Si, estábamos en el periodo del año, en el que el trabajo es escaso; y la barriga de los niños se hincha y se repleta de parásitos; período cuando los mangos y los panes de fruta-supremo recurso frente a la miseria- no son todavía comestibles.
Para colmo, ningún barco de guerra había entrado en las cercanías del puerto desde un mes atrás, y las que hacían comercio de sus carnes con los blancos, estaban postergadas a los peores tratos: verduras de piedad que envenenaban; cangrejos peludos, cangrejos de vergüenza; minúsculos cangrejos malignos; caracoles de los ríos, cuya sustancia se extrae –gruesa como un gusano-con agujillas encorvadas, y que nos tragamos en un buen caldo, con su apéndice de excrementos!
…En ese momento solté mi tristeza en el fondo del río y está bajando por las corrientes, envolverá otro cuerpo que no es mío…háblame de la vida, abuela, háblame de eso…
En otra obra titulada “Un plat de porc aux bananes vertes” (Plato de cerdo con plátanos verdes), ella se refería a la cultural relacional en su abuela.
El día siguiente, a primera hora, la abuela se apodera de unos recipientes de coco y los dispone alrededor de mi bohío, enciende incienso, raíces de vétiver y hojas mágicas, que producían un hermoso humo verde, que se esparce con lentitud por el aire y que rodea mi bohío con olor protector…
Por primera vez, desde hacía tiempo, tomaba un peine y me peinaba el pajón, lo lavaba, lo brillaba de aceite y me entregaba al cuidado de mi cuerpo y de mi bohío, que ese día retomó su aspecto de antaño. Pero, hacia el final de la tarde, ¿avisada por quién?, no se sabe, llegó Elie espumante de rabia y pateando las carapazas de coco ardiente, vociferó que no quería ninguna bruja alrededor de su casa; desde ahora en adelante, montaría trampas a través de la sábana y tiraba maldiciones a quien intentara pisar su casa. Después de este aviso, se volteó hacia mí y gritó con aire de enfado:
-Te sigues creyendo la muchachita de La Vega Azul, pero ni lo sabes, te informo que eres una mujer adulta con los senos pesados debajo del vestido…y dentro de poco te haré saber lo que significa la palabra mujer en la tierra y te enrollarás y gritarás como grita una mujer y se tuerce cuando la manosean bien… Intentas huir de mí, cimarrona sin bosque, te subes a los aires y vuelas, pero no evitarás el hombre que soy y no son los pelos blancos que me asustran.
Simone Schwarz-Bart creó un lazo y una continuidad de escritura libre e independiente frente a todos los manifiestos de identidad, pero su obra es un auténtico devenir.
Todos los ríos, hasta los más vibrantes, los que toman el sol en sus corrientes, todos los ríos bajan hacia el mar y se ahogan. Y la vida espera al hombre como él espera al río. Podemos tomar los meandros, girar, desviar, insinuar en la tierra sus meandros, les pertenecen, pero la vida está aquí, paciente, sin principio ni final esperándonos, semejantes al océano. Estábamos un poco fuera del mundo, pequeños manantiales que la escuela dagaba en una cuenca, preservándonos de los soles violentos y de las lluvias torrenciales. Estábamos protegidos, aprendiendo a leer, a firmar nuestros nombres, a respetar los colores de Francia, nuestra madre, venerando su grandeza y su majestad, su nobleza, su gloria que venía desde el origen del tiempo, cuando nosotros no éramos más que macacos con la cola cortada.
Y mientras la escuela nos llevaba hacia la luz allá arriba en los cerros de Fond Zombi, las aguas se cruzaban, hervían, los ríos cambiaban sus camas, desbordaban, se secaban, bajaban como podían para ahogarse en el mar. Pero, por encima de todo el cuidado que ella tomaba en nosotros, de nuestras cabezas entrenzadas, crespas, la escuela no podía impedir nuestras aguas de crecer y, vino el momento en que abrió sus tuberías abandonándonos a las corrientes. Tenía 14 años sobre mis senos y bajo mi vestido de india estampado era una mujer.
Extracto de « Pluie et vent sur Télumée Miracle »
(Lluvia y viento sobre Télumée Miracle)

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